jueves, 14 de enero de 2016

Gloria Gorelik 
Asignatura: Computación
Miss Blanca Bailón 

7 Formas de Agradar a DIOS

Todo don que tenemos nos los ha dado Dios y Él quiere darnos “delicias para siempre”. En gratitud por todo lo que Él hace por nosotros, ¿qué podemos hacer para Agradarlo?

Encontrar un regalo que le agrade a Dios puede parecernos todo un desafío. Pero afortunadamente, la Biblia nos dice no sólo lo que Dios odia (tal como en Proverbios 6:16-19), sino también lo que le complace.
Y lo mejor de todo es que lo que complace a Dios también nos hará los más felices y satisfechos. Finalmente, estaremos realizados cuando cumplamos el propósito que Dios tiene para nuestra vida porque Él nos ama y quiere lo mejor para nosotros siempre.
Veamos ahora siete formas en que podemos agradar a Dios,
 según lo que la Biblia nos dice.

1. Tener fe en Dios.

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
Este pasaje identifica la fe creencia en Dios y creer que Él hará lo que Él ha dicho que hará como un prerrequisito para agradar a Dios. También nos da un ejemplo de esta clase de fe: Enoc (v. 5). Enoc vivió en un mundo cada vez más perverso antes del diluvio, pero él no se dejó arrastrar por la maldad de ellos. En lugar de esto, “caminó con Dios” y “agradó a Dios” (Génesis 5:24; Hebreos 11:5).
Enoc no sólo creyó en el Dios Creador, él creyó que Dios volvería a la Tierra “con sus santas decenas de millares” (Judas 14-15), e hizo todo bien. Enoc sabía que los hechos impíos traerían malos resultados y debían ser reemplazados por buenas acciones caminando en los caminos de Dios para que este mundo pudiera experimentar paz verdadera y gozo.
Cuando creemos en Dios y creemos lo que Él dice, también le estamos agradando a Él.

2. Ocuparse del Espíritu.

“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:6-8).
La Biblia contrasta dos clases de mentes: la normal, humana (la mente carnal, terrenal) y la mente guiada por el Espíritu de Dios (la mente espiritual, v. 9). Por lo tanto, tener el Espíritu de Dios morando en nosotros y guiándonos es otro prerrequisito para agradar a Dios.
En Hechos 2:38 el apóstol Pedro resumió el proceso que Dios ha diseñado para que nosotros sigamos y recibamos su Espíritu: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. 
Antes del pasaje en Romanos 8, el apóstol Pablo explicó su 
propia experiencia con estas dos actitudes mentales. Tan 
desafiante como nos pueda parecer el proceso del cambio en 
Romanos 7, deja claro que Jesucristo nos va a liberar (v. 25), 
y que como resultado del cambio nos convertiremos en los 
amados “hijos de Dios” (8:16-17). ¿Esto complace a Dios? ¡Sí! 
Jesús dijo que hay “gozo en el cielo por un pecador que se 
arrepiente” (Lucas 15:7). A Dios le agrada agregar a alguien a 
su Familia.

3. Temor a Dios.

“Se complace el Eterno en los que le temen, Y en los que esperan en su misericordia” (Salmo 147:11).
El Salmo 147 describe a Dios como aquel que “sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas” (v. 3). Este pasaje alaba a Dios por su misericordia, su conocimiento y su poder para salvar al humilde (v. 4-6). La Biblia nos dice que debemos temer a Dios porque es bueno que reconozcamos acertadamente que Él es más poderoso que cualquier otra cosa. Al reconocer esto le demostramos un respeto profundo por Él.
El temor apropiado y el respeto por Dios nos motivará a evitar el pecado (Éxodo 20:20). Nos recuerda que Dios nos va a hacer responsables de nuestras acciones.
Temer a Dios nos permite confiar en Él y reverenciarlo —lo que puede aumentar nuestro amor por el Todopoderoso Dios a quien le importamos tanto que puede inclinarse y liberar a un ser humano tan insignificante como nosotros.

4. Estudiar y seguir el ejemplo de Cristo.

“Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” (Mateo 17:5).

Jesús dijo: “yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29), 

por lo tanto debemos estudiar los cuatro Evangelios para 

aprender cómo podemos también agradar a Dios.


5. Obedecer a Dios.

Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? 1 Samuel 15:22.
“¿Se complace el Eterno tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras del Eterno? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1 Samuel 15:22).
En este pasaje, el profeta Samuel expresó el desagrado de Dios con el primer rey de Israel, Saúl. Saúl había desobedecido la orden directa de Dios con la excusa de que el pueblo quería “ofrecer” lo que debería haber sido destruido según Dios. Pero Dios no quiere nuestros regalos físicos, si hemos de quebrantar las leyes que Él nos ha dado.
Nuevamente, Dios no nos ordena obedecer sólo porque es algo bueno para Él, sino porque es bueno para nosotros.  Que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad
 (Deuteronomio 10:13)

6. Hacer la voluntad de Dios.


“Os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos.” Amén (Hebreos 13:21).
¿Cuál es la voluntad de Dios? Lo que Dios desea, sus mandamientos, y sus planes están expresados en la Biblia. La Biblia nos fue dada para mostrarnos su voluntad. Estudiar la Biblia, meditar en ella y orar acerca de ella, son claves para obtener un mayor entendimiento de su voluntad.
La voluntad de Dios para nosotros va más allá de sólo conocer lo que Él quiere. También involucra hacer “toda buena obra” —trabajando para madurar espiritualmente y convertirnos en alguien más parecido a Dios.
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.(Mateo 5:48).

Jesucristo dio el máximo ejemplo de hacer la voluntad de 
Dios al enfrentar la crucifixión por nuestros pecados y sin 
embargo orar de esta manera: 
Diciendo:“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no 
se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

 Él estaba dispuesto a darse por entero para hacer la voluntad de su Padre.

7. Hacer los sacrificios que Dios quiere.

“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios” (Hebreos 13:15-16).
Anteriormente vimos que Dios rechazaba los sacrificios que eran hechos en desobediencia. Pero hay sacrificios que a Él le “complacen”, cuando incluyen el dar alabanza y gracias a Él y al compartir con otros. Esto refleja su enseñanza del amor expresado en dos grandes mandamientos que resumen el resto de su ley:
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.  (Mateo 22:37-40).

Si queremos Agradar a DIOS, apliquemos estos consejos, nos servirán mucho en nuestra Vida Cristiana.
EL SEÑOR ES MI PASTOR
NADA ME FALTARA
23  Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

En JEHOVÁ nos encontramos seguros, en su presencia hay PLENITUD de GOZO, él es GRANDE, nos da  Vida y Vida en Abundancia.

miércoles, 13 de enero de 2016

DIOS TE AMA TANTO
1- La Verdad del Amor 
Dios te ama y desea que tengas una vida abundante.

"Porque de TAL manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Juan 3:16

2- La Verdad del Pecado 
El pecado te separa de Dios y te priva de la vida abundante.

"Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" Romanos 3:23

3- La Verdad del Sustituto
Jesucristo tomó tu lugar en la cruz y pagó el precio completo de tu salvación haciendo posible que tú vuelvas a Dios.

"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." Romanos 5:8

"Jesús les dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." Juan 14:6


4- La Verdad del Arrepentimiento 
Para poder volver a Dios, necesitas arrepentirte de tus pecados.

"Asi que arrepentíos y convertios para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio" Hechos 3:19

5- La Verdad de la Fe
La vida eterna y abundante es una dádiva que Dios te ofrece en Cristo. Será tuya si lo recibes como Señor y Salvador.

"Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro." Romanos 6:23

"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dió potestad de ser hechos hijos de Dios." Juan 1:12

"He aquí Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él,y él conmigo" Apocalipsis 3:20
JESÚS NUESTRO MEJOR AMIGO
Jesús es el mejor amigo que podemos tener, porque El tiene todas las cualidades que lo caracterizan como el mejor compañero. Jesús nunca nos rechazará, El nos acepta, nos oye, nos comprende y nos aconseja sabiamente:
Jesús nos acepta: El murió en la Cruz por nosotros y aún siendo nosotros pecadores El nos ofrece salvación sin interesarle nuestra condición actual (Romanos 5:8). Todos nuestros pecados y faltas son perdonados desde el momento que creemos y aceptamos a Cristo, le confesamos y nos arrepentimos de nuestras faltas. Desde ese mismo momento somo adoptados como hijos de Dios y comenzamos a hacer parte de la familia de Dios, y Su Espíritu Santo viene a morar en nuestro cuerpo limpio de pecado. La presencia del Espíritu Santo como señal de que hemos sido aceptados por Dios y el sentirnos como Sus hijos, son beneficios permanentes y es un privilegio de los que gozamos todo el tiempo los creyentes.
Jesús nos oye: El es nuestro sumo sacerdote en el cielo. Escucha nuestras oraciones, nos representa delante del Padre e intercede a nuestro favor (Romanos 8:34). Es posible que nuestros familiares y amigos en la tierra se olviden de nosotros, pero Jesús jamás.